Discriminación sin fronteras - Fútbol: Mundial Rusia 2018

Este martes se llevó a cabo el partido de octavos de final del mundial de fútbol entre Colombia e Inglaterra. Con mucho nerviosismo, algunas personas con fe y otras con temor, estuvimos estampando la vista en el televisor. El penal acertado por un virtuoso Harry Kane le dio la ventaja al equipo europeo durante casi todo el partido. Recién en el tiempo complementario, el defensor estrella Yerri Mina logró lo impensado: el empate, con un cabezazo feroz que pasó sobre las manos del arquero y la cabeza de un defensor. 
A pesar de la tenacidad de ambos equipos y el entretenimiento deportivo, lo que resaltó fue el mal arbitraje que, como agravante, tiene un historial poco honorable e irregular, sobre todo en contra de equipos de menor jerarquía histórica futbolisticamente. 
Uno creería que la FIFA diagramaría los arbitrajes de cada partido con anterioridad y neutralidad, puesto que hay suficientes jueces como para adelantarse a que no les toque dirigir un partido con un equipo de su nacionalidad, conforme avance el torneo. Sin embargo, para este partido, apenas cuarenta y ocho horas antes se definió que el encargado arbitraje sea el estadounidense Mark Geiger y su equipo, entre ellos el juez de línea canadiense Joe Fletcher.
La selección cafetera había sufrido su irregular servicio ya en el año 2012, en un enfrentamiento amistoso con Brasil, cuyo equipo representativo estuvo por demás violento y aún así no recibió ningun amonestación. También y como lamentablemente se ha vuelto tradición, Neymar realizó una simulación en el área de Colombia y el juez ordenó la pena máxima para su equipo. 
Luego, en el mundial iniciado con alegría en San Pablo, al dirigir el encuentro entre Francia y Nigeria sucedió una de las mayores injusticias que señalaron una vez más para el público, pero aparentemente no para los organizadores del torneo, que el estadounidense no debería continuar su carrera internacionalmente. En una jugada feroz, el francés Blaise Matuidi le rompió la tibia y el peroné al nigeriano Ogenyi Onazi y se ganó el repudio total de los presentes y televidentes aunque sólo para ver una tarjeta amarilla emitida por una persona que estaba viendo de cerca la exagerada acción del europeo.
Pero esa no fue la única irregularidad proporcionada por este señor. En La Copa de Oro del año 2015, el mismo Geiger estuvo a cargo del partido entre México y Panamá en el que expulsó erróneamente a un jugador de la selección panameña que recibió además dos penales en su contra que el mismo juez luego intentó excusarse en la falta del VAR y responsabilizar a los organizadores. En una entrevista con ESPN contó que, de haber tenido acceso al sistema, habría fallado, en una de las dos penas puntuales, en favor del equipo perjudicado. Este suceso sí le proporcionó una suspensión y fue de seis meses.
Recientemente hemos visto que la FIFA no ha aprendido del pasado o que tiene intereses acorde a los de Mark Geiger, porque le han asignado un choque entre colombianos e ingleses, hacia los que podría surgir favoritismo arbitral, tal como sucedió. Esto lo pudimos ver en la violencia británica no reprimida de manera correspondiente y un penal para ese mismo equipo que en realidad comenzó con una falta de ataque. Cabe aclarar que este juez es conocido en su país por ser de los primeros y más frecuentes usuarios de la nueva tecnología para verificar faltas, pero en esta ocasión, a pesar de los reclamos de los defensores y del capitán Radamel Falcao, no dudó en su decisión ni la verificó incluso con el peso ventajero de la misma. Además, hubo tiros de esquina para Colombia sancionados como saques de arco para el rival, un gol colombiano discutiblemente invalidado y lo más extraño: dos offsides de los ingleses anunciados por Fletcher recién cuando la acción terminó, sin que la bola ingrese al arco. Y es que demoró tanto ambas veces que pareciera que estaba esperando la resolución de la jugada. Un juez de línea debe levantar su bandera a cuadros en el momento mismo en el que sucede la infracción, no esperar a que la pelota esté contenida lejos de ingresar a la portería. Quedará la duda de qué habría pasado si el balón, como lo llama el excelentísimo José N. Pekerman, hubiera atravesado la pintura blanca en el sector de la cancha que protege Ospina, de muy buena actuación.
El astro argentino, Diego A. Maradona, se manifestó públicamente en repudio contra estos incorrectos representantes de la justicia futbolística y anunció que los denunciará en la FIFA. Esperamos que tanto su queja como la del 80% de los presentes en el estadio, todos los televidentes sudamericanos y varios europeos seguramente, sea lo suficientemente fuerte para evitar este tipo de desventajas en algo tan lindo como lo es el torneo de fútbol internacional más grandioso del mundo.

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