"Gourmet" no justifica la demora - Crítica gastronómica

Era la una mediodía y esperaba mi llamada por una entrevista laboral, tal como estaba acordado previamente. Pasaron veinte minutos de pesado silencio y emprendí viaje hacia mi encuentro con Maxi, un amigo que pasaba de visita por Bogotá.

Tras una hora de caminata y haber atravesado el bellísimo barrio de Chicó, llegué al delicado Parque de la 93, adornado con puestos de venta que parecen sacados de un cuento americano de fantasía infantil.
Conversamos un rato hasta que la lluvia, ya una compañera en todos mis viajes y caminatas, dio el presente y decidimos, finalmente, tener nuestro tardío almuerzo en un a auténtica cadena colombiana en una de sus mejores facetas: El Corral Gourmet.

Si bien eran ya las dos y media de la tarde, el restaurante estaba cargado de gente que ya estaba comiendo. El mesero que nos atendió fue muy amable desde el principio. Nos dejó los extensos y variados menúes hamburgueseros y volvió al poco tiempo a sugerirnos el menú ejecutivo en alguna de sus cuatro variantes, entre las que ambos seleccionamos la misma: Chopped Cheese. Ambos nos reímos de tener la misma selección incluso en la bebida, pero lo mejor que tenía este plato era que por mismo precio, al ser una opción ejecutiva, venía también con unas deliciosas papas fritas de tipo chips acompañadas de una mayonesa condimentada.

Maxi y yo teníamos mucho para conversar y creo que fue por eso que la insoportable demora de cuarenta y cinco minutos por un plato rápido y en un horario de bajo flujo de pedidos, no se sintió tanto. Sin embargo, desde el apetito sí.

El plato traía todo lo aclarado previamente; una deliciosa y gruesa hamburguesa a punto acompañada de queso americano, lechuga, tomate, cebolla notablemente grillé y salsa de mango y mayonesa. Disfrutamos mucho nuestra comida y la excelente atención. Incluso tuvieron el detalle de explicarnos cómo funciona el sistema de propinas, tras haber escuchado nuestros acentos argentinos. Aun así recuerdo el momento con mucha desesperación por la espera de un plato delicioso, pero que aun así no justifica esa prolongada espera.

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